Chad
Un país muy grande con dos zonas claramente diferenciadas: el desértico norte y el sur, repleto de bosques tropicales y sabana. El Lago Chad, quizá su enclave más conocido, ha visto, desde la antigüedad, cómo en sus orillas se asentaban diversas culturas como los fulani, que en épocas de necesidad lo cruzan con la ayuda de sus bueyes de cuernos-flotadores, los temibles tubu, los celosos guardianes del Tibesti, y hasta los árabes, que mantienen intactas sus tradiciones. En su territorio hay parajes sorprendentes como el Ennedi, el Borkou, Emi Kussi, las Gueltas, el ya citado Tibesti o los inesperados Lagos Unianga. Desde hace años puede visitarse también una de sus reservas más interesantes: el Parque Nacional Zakouma. Y su recorrido puede combinarse con la visita a unas muy poco conocidas poblaciones del sur, que guardan intactas unas esencias que hacen las delicias de los más aventureros.