No son pocos los que afirman que su desierto es el más bello de la región. Sin desdeñar las ciudades romanas del norte o los grabados y frescos del sur. En su geografía destacan los lagos Mandara, Idn Murzuk y Wadi Matandush, e increíbles oasis como los de Ghat y Ghadamés. Aunque va, poco a poco, tratando de recuperarse de la sangrienta guerra de 2011, que lo dejó, desgraciadamente, tan maltrecho, la cosa va para largo y las heridas, todavía están sin cerrar. Y eso que fue, durante la era Gadafi, culpable, aunque no único, de aquella desgracia, el país con mayor renta per cápita de todo el continente, el de más alta esperanza de vida, y el que tenía el mayor grado de desarrollo humano. Una auténtica pena.
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