Sahara Occidental
Un país irreal. Un territorio sustitutivo para un pueblo que ha sido despojado del suyo. Un mal apaño de la historia, como tantos otros, pero en este caso con tintes especialmente sangrantes, ya que dura ya demasiado tiempo y, además, no tiene visos de solución. La hamada argelina de Tindouf acoge al maltratado pueblo saharaui que, a pesar de todo, trata de sonreír y mirar hacia el futuro. La razón principal para visitarles, y aprender de ellos, solo puede estar fundamentada en valores solidarios, que no es poco, ya que la tierra sobre la que se asienta la República Árabe Saharaui Democrática es inhóspita, para mayor colmo de un pueblo que, precisamente, es quizá uno de los más hospitalarios del planeta.